El otro día estaba viendo unas piezas creadas por la más reciente promoción de diseñadores de una cierta institución académica. Mientras observaba las obras creadas por estos jóvenes una pregunta resonó en mi mente, una pregunta que ninguno de nosotros piensa seriamente en contestar.
Si todos los estudiantes recibieron la misma educación, ¿por qué no todos produjeron trabajo notable? Hoy quiero que todos los que me leen me ayuden a aclarar esta cuestión.
En mi opinión que no todos poseen la misma chispa creativa. He oido infinitas veces el argumento de que el arte puede ser aprendido, pero creo que únicamente las personas con un sentido artístico real pueden triunfar. La vasta cantidad de información disponible en la red hace que sea fácil para las personas carentes del más mínimo sentido de diseño y estética que se autonombren diseñadores gráficos. Una persona “no artística” puede aprender acerca de la actividad de diseño, pero honestamente no creo que puedan crear buen diseño.
Firmemente creo que las lecciones de diseño y los diplomas pueden llevar las habilidades de una persona a un cierto nivel de calidad pero si esa persona carece de el talento imaginativo, no puede llegar a ser un diseñador de éxito. Hay miles de personas que han obtenido sus diplomas de diseño en universidades muy prestigiosas, pero nunca serán grandes diseñadores si no tienen al menos un poco de esa cosas innata que llamamos talento.
Sin embargo, muchas personas creen con firmeza que un individuo puede ser cualquier cosa que quiera ser, sin importar que no se le haya concedido talento divino alguno. También creen que con práctica y determinación se puede llenar ese vacío.
¿Cuántos de ustedes están de acuerdo que el trabajo duro, la determinación y la motivación son elementos cruciales para el éxito, y que el talento por sí solo no basta? Bueno, ustedes ya conocen mi opinión, ahora quisiera conocer la de ustedes.














Santa Concepta. Matrona de la lluvia de ideas y de dejar las cosas para más tarde. Experimentó su primer éxtasis creativo (una visión de Juan Bautista vendiendo sombreros) en 1454, a la edad de cinco años. Constantemente estaba dibujando en servilletas y entendió que sabía bastante de diseño por lo que pidió a su padre que la inscribiera en la escuela de artes, quien, indignado, le recomendó que se dedicara a bienes raíces. Ella se rebeló e hizo lo que quería, pasando por una etapa en la que se vistió de negro completamente. Pasó la mayor parte de su tiempo creativo soñando con windows. Concepta murió en 1505 y una primavera inspiradora floreció de su tumba.
San Exacto. Mártir, patrono de los bocetos rápidos y los dedos perdidos. Este devoto trabajador, amado en toda la tierra, contaba con 29 años (en el año 415) cuando comenzó a denunciar públicamente a la autoridad. Después de muchos años de incansable servicio a la Reina de la Producción, sufrió una crisis nerviosa y fue encontrado bajo una neblina reuniendo animales. Fue institucionalizado y en los siguientes años se convirtió en el primer pianista al que le faltaban seis dedos. Fue martirizado a los ochenta años y sus dígitos se exhiben en una urna de vidrio en la iglesia de Rubylith, cerca del brazo derecho de Santa Curita, donde dicen transmiten poderes sanativos.
Santa Pantone. Matrona de los colores bonitos y las mascotas de oficina. Esta flemática doncella, quien también es la matrona de la ciudad de Cmyk, era sobrina de Santa Gertudis de Trumatch. Famosa por su compasión y su facilidad dramática, Pantone provocó que saliera una milagrosa fuente de colores de la tierra, cuyas aguas actúan milagrosamente sobre la depresión y el aburrimiento. En el arte, nuestra santa es representada sosteniendo a una oveja, en honor a la ocasión en la que, por razones desconocidas, no sólo le restauró la vida a un cordero asado sino que le dio el más bello tono de lana que haya sido visto por el ser humano.
San Typo. Patrono de la ortografía, los correctores y las búsquedas de google. Bautizado con el nombre de Typernius, pero más conocido por sus seguidores como Typo, este hijo de una lavandera se retiró a una cueva cerca de Belgrado para seguir la vida de hermitaño. Vivió sin perturbaciones, excepto de cervatillos, lechuzas, y los faxes diarios de clientes hasta que el Duque de Copywrite emprendió una cacería. Tal como relata Typernius en su autobiografía, el mencionado duque (a punto de ser capturado en una reunión eterna) le pidió que corrigiera su memoria anual. La obsesiva atención por los detalles de Typo pronto ganó seguidores. En sus últimos años entró un monasterio para descansar sus ojos. Murió en la Orden de Stunk & White, alrededor del año 303.